Se trata del diseño de una cabaña para un eco-hotel turístico en las inmediaciones de la Región de Charlevoix en Quebec, Canadá. La cabaña suspendida nace como una respuesta arquitectónica sensible al entorno natural. El proyecto forma parte de un eco-hotel turístico que promueve una experiencia inmersiva, sustentable y respetuosa con el paisaje. La idea principal es crear un refugio mínimo, elevado del suelo, que permita al usuario contemplar la naturaleza sin intervenirla de forma invasiva.












La volumetría de la cabaña es simple, compacta y funcional. Su disposición lineal maximiza las visuales hacia el paisaje, especialmente hacia el río San Lorenzo o los bosques circundantes. La elevación permite una sensación de “flotar” entre los árboles, generando una experiencia sensorial única para el usuario.
La estructura metálica, liviana y resistente, actúa como un soporte mínimo pero firme, sobre la cual se asienta una envolvente cálida de madera local tratada, creando un contraste armónico entre lo industrial y lo orgánico.